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24 de enero de 2008
Serie Didáctica: Conocimiento del medio - Segundo de primaria (Dulcinea)
Intervención D. Emilio Calatayud Pérez (V Tertulia Educativa-2006)
21 de enero de 2008
Publicado por el periódico EL PAIS 6-06-2007
"La ley está en contra de la nueva creatividad"
PATRICIA F. DE LIS - Madrid - 06/06/2007
Las leyes que han protegido la creación cultural en los últimos cien años no sirven en la sociedad digital. Es lo que defiende Lawrence Lessig, catedrático de Derecho en Stanford y fundador de Creative Commons, la alternativa más extendida al copyright. En la era YouTube, en que las herramientas creativas están en manos de millones de personas, Lessig defiende las licencias copyleft, en las que el autor decide qué derechos ejerce y qué libertades otorga a sus usuarios.
La respuesta de Lessig es Creative Commons, un conjunto de licencias flexibles que otorgan al autor la capacidad de decidir qué derechos y libertades acompañan su obra. Lessig (Rapid City, 1961) pasó la semana pasada por Sevilla, invitado por la Fundación Telefónica, para participar en el seminario Creatividad e innovación en la cultura digital.
Pregunta. ¿Por qué creó Creative Commons?
Respuesta. Para entender lo que es Creative Commons [CC], hay que entender el problema que trata de resolver. Las leyes del copyright regulan las copias de las obras pero, en el mundo digital, cada uso individual de cualquier obra crea una copia. Eso significa que, en principio, tienes que tener una licencia para cada uso, aunque seas un niño que utiliza imágenes de Disney para un proyecto del colegio. Sin embargo, muchos creadores no quieren que el control de su obra esté tan restringido; prefieren que la gente haga cosas con su trabajo, que lo copie, que lo comparta, que realice proyectos. Las restricciones del copyright no tienen sentido en este contexto. Es una tragedia que hayamos creado un régimen que concibe la creatividad de millones como ilegal. Y es importante tener este debate.
P. ¿Por qué?
R. Porque la tecnología está cambiando la relación de la gente con la cultura. Hacer un disco o una película estaba reservado a un pequeño grupo de gente, y muchas formas de expresión cultural han acabado siendo desechadas. Lo que las tecnologías digitales han conseguido es que, de nuevo, un montón de gente pueda participar en esta creación cultural. Y en lugar de impulsarlo, la ley está en contra de esta nueva creatividad.
P. ¿Puede haber creación sin industria?
R. No. Y ésta es una de las razones por las que pienso que el copyright es esencial, incluso en la era digital. Nada de lo que hacemos intenta negar la importancia de la industria, pero el modelo de industria tradicional que fue desarrollado en el siglo XX no tiene sentido en el XXI. No es un debate a favor o en contra de la propiedad, es un debate sobre cuál es el régimen que permite a la mayor cantidad de gente posible ser creativa, mientras se protegen los necesarios incentivos comerciales de la industria. Lo que hay que pensar es si el modelo de protección de las obras de Madonna es el que tiene sentido para todas las formas de creatividad del mundo. Es un modelo muy particular desarrollado en un momento muy particular, con un determinado tipo de tecnología. La idea de que debe haber un solo modelo para todos los tipos de creatividad es ridícula. Y CC no es una manera de impedir que la gente explote sus obras; es una manera de ayudar a los autores a decidir cómo hacerlo.
P. Usted menciona en su libro Cultura libre que el problema es que hemos dejado que los más amenazados por este cambio sean los que han desarrollado las leyes.
R. Así es. Uno de los mayores problemas de este tema es la corrupción del sistema, no en el sentido político, sino por el hecho de que la industria cultural ha tenido mucho éxito en crear lobbies.
P. ¿Qué piensa del intercambio de obras creativas por Internet?
R. Espero que la gente no use las redes P2P [de intercambio] para violar el copyright de otros. Lo digo porque no creo que se deban violar los derechos de nadie pero, además, porque esa actividad es la gran excusa que tiene el otro lado para decir "debemos controlar Internet", haciendo que sea más difícil para nosotros centrar la atención en la actividad creativa, que no debería estar limitada por el copyright. Pero no importa lo que haga la industria. Puede poner barreras técnicas o denuncias, pero no va a detener el intercambio de archivos. ¿Y ha servido para algo esta guerra? Los niños son criminales y los artistas no ganan dinero.
P. En España hay una polémica, la imposición de un canon en cada dispositivo digital susceptible de contener obras creativas, incluidas cámaras fotográficas. ¿Qué opina?
R. No conozco las particularidades de la propuesta española, pero lo que no entiendo del sistema europeo es que aúna lo peor de dos mundos: el sistema americano no impone tasas sobre ningún dispositivo, pero sí intenta controlar las copias, y el europeo puro impone tasas a la tecnología, pero te deja libertad para copiar. Eso significa que si compras un reproductor eres libre de llenarlo con la música que quieras, porque ya pagas. Europa no se decanta por ninguno de estos sistemas: tiene los dos. Tiene el impuesto, pero también las restricciones. Deberías pagar por el copyright una vez, y si pagas un impuesto por los dispositivos, entonces deberías ser libre de hacer copias.
P. ¿Qué le diría a los autores españoles que creen que no hay nada más que el copyright frente a la copia desenfrenada de Internet?
R. Deberían saber que el modo en que están protegidos depende de tecnologías y modelos de negocio del pasado. Por ejemplo, el editor de mi libro Cultura libre pensó que debía estar gratis en la Red. ¿Por qué tiene sentido? Bueno, no es un libro corto, así que el coste de imprimirlo es mayor que el de comprarlo, y el editor pensó que, si lo ponía en la Red, mucha más gente lo conocería y lo compraría. Y el editor no quiere perder dinero. Intenta hacer más.
P. ¿Y funcionó en su caso? ¿Hizo dinero con su libro?
R. Bueno, hice tanto dinero como me prometieron. Y el libro ha sido descargado más de medio millón de veces. Eso es extraordinario para un académico [se ríe].
Niños y jóvenes ante las nuevas tecnologías: consejos para padres y madres
Básicamente quise transmitirles la necesidad de NO PROHIBIR, pero sí VIGILAR el uso que sus hijos hacen con la tecnología, y que por ello era muy importante HABLAR MUCHO CON LOS HIJOS sobre lo que ven y hacen con la tecnología. Mis consejos se resumieron en el mensaje de que las familias no deben ni caer en el exceso del control ni en el abandono de la función de vigilancia. Ni prohibir ni dejar hacer lo que quieran los hijos. ... Y sobre todo tener PACIENCIA, MUCHA PACIENCIA porque la adolescencia es una edad difícil y complicada. En la presentación multimedia que acompaña a este post, puede verse con mayor detalle algunos datos que aporté del uso de las nuevas tecnologías por estos jóvenes, y de las recomendaciones que sugerí a los padres y madres.
Fue una sesión altamente interesante pues asistieron una treintena de padres y madres, pero lo que más me gustó fue el alto nivel de participación en el debate que hubo, el cual se alargó más de una hora. Dichas intervenciones reflejaban que los asistentes eran padres preocupados por la educación de sus hijos, y probablemente eran los que no necesitaban la charla que impartí. Prácticamente todos coincidíamos en los mismos planteamientos. Como le comenté al subdirector de ese Instituto, lo difícil es conseguir que el otro porcentaje de padres acudan a este tipo de actos y colaboren de forma más estrecha con los profesores.
En mi intervención planteé que para cualquier joven y/o adolescente la telefonía móvil, la navegación por Internet, o la televisión digital son experiencias cotidianas y no excepcionales. Lo extraño, empieza a ser, al menos, en los entornos urbanos, encontrar adolescentes o adultos jóvenes que no poseen un teléfono móvil o no disponen un correo electrónico. De modo similar, para cualquier niño o niña en edad escolar es normal que en su tiempo libre jueguen con la Game Boy, la Play Station, o el PC, que visualicen películas infantiles bien a través de un aparato de vídeo convencional, o a través de un DVD, o que utilicen algún juguete electrónico programable. Para la infancia y juventud del tiempo actual las tecnologías de la información y comunicación no sólo se han convertido en objetos normales de su paisaje vital y experiencia cotidiana, sino también en señas de identidad generacional que los distingue del mundo de los adultos. En este sentido pudiéramos decir que los niños y jóvenes nacidos en la última década del siglo XX son la primera generación nacida y socializada bajo las formas culturales idiosincrásicas surgidas por la omnipresencia de las tecnologías digitales.
Dicho de otro modo, frente a los procesos tradicionales de socialización cultural de los niños que ocurrían a través del contacto e intercambio con otros iguales y/o adultos, actualmente este proceso se desarrolla a través de una doble vía: por una parte, la representada por las experiencias de interacción con humanos tanto en el contexto familiar como en el escolar, y por otra la representada por el conjunto de experiencias derivadas del uso de múltiples medios y recursos tecnológicos. Ello viene provocado, entre otras razones, por los cambios que se han producido en los modelos y pautas tradicionales de la familia (desaparición del clan familiar amplio, trabajo de la mujer fuera del hogar, familias monoparentales, hijos únicos, ...), y por el traslado de gran parte de las parejas en edad de procreación desde hábitats agrícolas hacia entornos urbanos donde los niños y niñas tienen menos oportunidades de jugar “en la calle”.
En consecuencia, muchos infantes se crían en un ambiente caracterizado por no tener ningún hermano con quien jugar, o como mucho uno, y en entorno vital caracterizado por el asfalto. Por ello, las distintas máquinas (televisión, videojuego y ordenador) se convierten en el “amigo” con quien jugar en el hogar. Poco a poco está abriéndose una brecha o distancia entre los comportamientos comunicativos y formas de ocio de estos niños, adolescentes y jóvenes con relación a las pautas culturales que poseen sus padres y abuelos.
En este sentido, los adolescentes y jóvenes son conscientes de que su dominio de la tecnología es un tipo de conocimiento y habilidad que no poseen muchos adultos –bien sean sus padres, bien sus profesores-. Este hecho, podemos sugerir, que es único en la historia en el sentido de que los jóvenes saben más en un determinado dominio o ámbito relevante de la sociedad actual, como es la tecnología, que sus predecesores o educadores. Esto, guste o no, supone una cierta pérdida de “autoridad” del adulto sobre el joven, y en consecuencia, representa un importante potencial de conflictos, sobre todo en la etapa de educación secundaria.
Creo que este tema es muy relevante y en próximos post tendré que ir ofreciendo nuevas reflexiones sobre las señas de identidad generacional de los adolescentes y jóvenes del tiempo actual cuyos comportamientos culturales y comunicacionales están profundamente condicionados por la tecnología digital. Seguiremos hablando de ello en las próximas semanas ...........